Cuando todo está bien, o pareciera estar bien. Cuando hay comodidad, prosperidad, abundancia… siempre hay paz. Pero cuando las injusticias aparecen, desaparece la paz.
No es común ser conciliador, buscar que haya calma, o tranquilidad, en medio de las opresiones o cuando las cargas se hacen cada vez más pesadas, cuando la violencia ocurre a nuestro alrededor, cuando nos arrebatan algo que es nuestro.
Ante esto, Jesús dijo que los pacificadores serán llamados hijos de Dios. Pero, ¿qué es la paz?
En otra situación, fue Jesús mismo, quien dijo: “Yo puedo ofrecerles una paz que nada en este mundo puede ofrecerles”. La paz que Jesús nos ofrece tiene su fuente en la eternidad. Por eso, aunque podemos estar en situaciones conflictivas, de carencia, de opresión o de violencia, solamente aquellos que tienen la certeza de la eternidad, que saben que al creer en Jesús tienen acceso a la vida eterna junto con Dios, solamente aquellos que han creído en Jesús, puede aportar y ofrecer paz. La paz que tiene base en la eternidad, en la seguridad de una vida eterna.