FELICES SON LOS INSACIABLES

Cuando tenemos hambre de algo, no hay forma de que podamos pensar en otra cosa. Si hemos comido, tenemos la sensación de saciedad, y ya no tenemos más ganas, más lugar o perdemos la motivación por encontrar alimento.
De esa misma forma es que Jesús no dice: Felices son los que tienen hambre y sed de justicia, de rectitud. Aquellos que tiene el deseo constante de ver una realidad más justa, más cercana a los planes de Dios, más parecida a lo que Jesús nos enseñó. Aquellos que tienen el deseo constante de acercarse a Dios, y de muchos otros puedan conocer de su amor, de su perdón y de su justicia. Que puedan conocer que hemos justificados, que nuestras faltas fueron perdonadas por medio de Jesús.

Aquellos que están saciados, y que creen ser justos, no buscarán nunca justicia a su alrededor. Pero aquellos que quieren día a día la justicia de Dios, que se acercan a Jesús, y que buscan alcanzar a otros por medio de la justicia, serán saciados.

¿Pero cuándo sucederá esto? Volvemos otra vez a la perspectiva eterna. Un día, cuando no estemos más en la tierra y nos encontremos en su eternidad, veremos totalmente satisfecha nuestra necesidad de justicia: seremos plenamente justos.

¡Felices son los insaciables! Los que buscan que Dios llene sus propias faltas, que no se creen justos o santos, sino que día a día están en la búsqueda de justicia para sus propias vidas, y para su entornos. ¡Felices son porque encontrarán satisfecho su deseo!

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