FELICES SON LOS HUMILDES

Jesús comienza a definir la felicidad con una frase determinante: Felices son lo que reconocen su pobreza espiritual.
El comienzo del camino hacia la felicidad es poder enfrentarnos con una realidad: necesitamos a Dios, necesitamos acercarnos a Jesús. Hay un texto bíblico que dice: El inicio de la sabiduría es respetar a Dios, los que son necios desprecian sus enseñanzas.

Seguramente tengamos nuestras preguntas, nuestras inquietudes, y hasta seguramente, tengamos miedos. Pero el inicio al camino de la felicidad es darnos cuenta que nos falta acercarnos a Dios, y aún si hemos conocido su camino, y día a día nos acercamos a Él, debemos reconocer que necesitamos más y más.

En el evangelio de Lucas, Jesús mismo es quien dice: Que mal hacen aquellos que se creen saciados, que creen que están llenos, que es suficiente con la situación con la que están… porque ellos no recibirán nada, porque no creen necesitarlo.

El camino a la felicidad está relacionado directamente con nuestra esperanza de eternidad, por eso es necesario acercarnos a Dios por medio de su Hijo Jesús. El inicio es reconocer que Dios existe y que Él premia a aquellos que se acercan a Él.

¡Felices los humildes! Porque no tienen inconvenientes en acercarse a Dios, reconociendo que necesitan de Jesús. Felices son porque el reino de Dios se acercará a sus vidas, y porque tendrán una eternidad segura en los cielos.

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